En los centros residenciales Colisée nos implicamos con ahínco por ser centros para mayores referente en la atención integral y personalizada del deterioro cognitivo. Porque somos conscientes de que los problemas de memoria, las alteraciones cognitivas y las demencias son uno de los principales síndromes geriátricos. Pero qué es el deterioro cognitivo exactamente, qué diferencias hay entre éste y la demencia y cómo podemos prevenirlo o retrasarlo.

EL DETERIORO COGNITIVO, ALZHEIMER Y OTRAS DEMENCIAS: UNA PROBLEMÁTICA DE SALUD PÚBLICA

El envejecimiento, implica muchos cambios en la salud fisiológica y psicológica, entre ellos algunos déficit en las facultades cognitivas. Sin embargo, una de cada diez personas con más de 65 años presenta alguna patología vinculada al deterioro cognitivo leve. Es decir, la pérdida de las capacidades cognitivas y las funciones ejecutivas más o menos evidente y no ceñida al envejecimiento natural.

Esta realidad clínica geriátrica, unida a los millones de casos de personas con Alzheimer y otras demencias; convierten a estas patologías neurológicas en un problema de salud pública de gran envergadura. Problemáticas que comprometen la calidad de vida de los adultos mayores y suponen grandes retos sanitarios y económicos para las sociedades más ancianas.

En efecto, durante el envejecimiento normal se reduce el número de conexiones neuronales, principalmente si se lleva una vida sedentaria, intelectualmente pasiva o solitaria. Lo que significa que puede producirse una merma del funcionamiento cognitivo, pero no tiene que derivar en una demencia.

En muchos casos, estas alteraciones cognitivas suelen ser sutiles y la propia persona encuentra el modo de compensarla; pudiendo mantener y ejecutar sus hábitos cotidianos. Pero en muchos otros casos, el deterioro cognitivo es el inicio de una enfermedad neurodegenerativa.

Por otro lado, es primordial ejercitar las funciones cognitivas regularmente mediante intervenciones terapéuticas. Tanto para prevenir su surgimiento como para mejorar sus síntomas o enlentecer su progresión.

De ahí que en nuestros centros residenciales para mayores siempre ofrecemos una atención integral y personalizada de la gestión del deterioro cognitivo y las demencias. Especialmente basada en el empleo de terapias no farmacológicas de estimulación cognitiva y otros métodos de rehabilitación neuropsicológicas.

Por su prevalencia geriátrica, nos parece interesante abordar qué es deterioro cognitivo; las diferencias entre el deterioro cognitivo, Alzheimer y otras demencias, y cómo podemos evitar o retrasar su evolución.

deterioro cognitivo

¿QUÉ ES EL DETERIORO COGNITIVO?

El deterioro cognitivo, también denominado deterioro cognitivo leve (DCL) —o Mild Cognitive Impairment (MCI) en la literatura científica anglófona— es un trastorno de las capacidades cognitivas. Esto incluye problemas en la memoria reciente, atención o concentración o razonamiento abstracto.

Existen dos tipos de deterioro cognitivo leve:

  • Amnésico: refiere a la pérdida de memoria o dificultad para recordar datos o eventos recientes.
  • No amnésico: afecta a las habilidades de pensamiento, de toma de decisiones consecuentes, a la acción realizada en secuencias coherentes. También puede suponer un ligero problema de percepción espacial o visual.

Sin embargo, estos cambios cognitivos no impiden al paciente tener autonomía personal en su vida diaria. Pues al ser un deterioro del funcionamiento cognitivo leve no conlleva desorientación ni cambios de conductas llamativos.

Algunos deterioros cognitivos están vinculados a la edad avanzada de las personas. Pero sus causas también pueden ser otras como: la consecuencia de un trastorno depresivo; efectos secundarios de determinados fármacos; ingresos hospitalarios prolongados o a consecuencia de enfermedades o accidentes cardiovasculares. No obstante, aún no existe consenso para establecer cuál es el origen de este trastorno.

Lo que sí se corrobora es que si el deterioro leve no está condicionado por pérdidas de neuronas o los niveles de determinadas proteínas, puede estabilizarse. O incluso, en ciertos casos, puede revertirse con un tratamiento adecuado.

Con todo, en numerosas ocasiones las alteraciones cognitivas pueden ser el inicio de una demencia senil o enfermedad neurodegenerativa; en cuyo caso aumentaría su problemática irremediablemente.

Por lo tanto, conviene realizar un seguimiento médico de su progresión y realizar pruebas clínicas pertinentes. Tales como la tomografía por emisión de positrones, TAC o en un análisis del líquido cefalorraquídeo para detectar la proteína beta amiloide. También suelen realizarse pruebas neuropsicológicas para evaluar las funciones cognitivas superiores.

DIFERENCIA ENTRE DETERIORO COGNITIVO, ALZHEIMER Y OTRAS DEMENCIA

Lo cierto es que el deterioro cognitivo con frecuencia suele ser la antesala de algún tipo de demencia. Si bien, no toda persona con deterioro cognitivo leve termina desarrollando una demencia o Alzheimer.

El término demencia alude al deterioro progresivo de las facultades mentales o cognitivas que causa graves trastornos de conducta. Se trata, pues, de enfermedades neurodegenerativas. Entre ellas, la enfermedad de Alzheimer es la principal causa. No obstante, también son prevalentes la demencia vascular, la demencia de cuerpos de Lewy, la enfermedad de Parkinson o la demencia frontotemporal.

En estos casos, se aprecia un déficit de las capacidades cognitivas, graves problemas de memoria y conductas erráticas o conflictivas en la persona con Alzheimer. Lo que termina afectando a la realización de las actividades de la vida diaria y su autonomía personal, su  socialización y su desarrollo personal. Hasta el punto de que el paciente se ve sumido en una situación de dependencia absoluta en las últimas etapas de la enfermedad.

Y es que, las demencias no solo implica una pérdida de la memoria drástica, declive del lenguaje; desorientación espacial y temporal e incapacidad de atención. Sino también de la capacidad ejecutiva, capacidad de juicio y abstracción y de toma de decisiones lógicas.

En este sentido, las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y otras demencias consisten en dolencias neurológicas progresivas, crónicas e invalidantes. Para las cuales no existe una cura todavía, sino tratamientos farmacológicos puntuales o terapias no farmacológicas que ralentizan su evolución; pero no la detienen.

Todo diagnóstico de deterioro cognitivo leve debe ser supervisado de forma continua por los especialistas en neurología. Pues su presencia, acompañada de más cambios cognitivos, supone un claro riesgo de desarrollar una demencia. Porque toda persona con demencia ha padecido una fase inicial de deterioro de las funciones cognitivas.

¿CÓMO SE PUEDE PREVENIR EL DETERIORO COGNITIVO O RALENTIZAR SU PROGRESIÓN?

Hace unos meses, la revista especializada Neurology publicaba un interesante artículo sobre el impacto beneficioso de la estimulación cognitiva en las personas mayores. En efecto, la realización de ejercicios de estimulación cognitiva diarios puede retrasar la aparición de demencias hasta cinco años.

Asimismo, estudios científicos confirman la incidencia positiva del ejercicio físico de cara a prevenir o ralentizar el deterioro cognitivo y la evolución de las demencias. Pues la actividad física continuada favorece el funcionamiento cognitivo, especialmente en cognición global, memoria, atención y funciones ejecutivas.

Es por ello que en nuestros centros residenciales ofrecemos programas multidisciplinares que incluyen la estimulación cognitiva, estimulación sensorial,  musicoterapia y otras terapias no farmacológicas.

Su cometido es la prevención del deterioro cognitivo y demencia para aquellos usuarios que están sanos. O bien, la rehabilitación neuropsicológica y el retraso de la evolución del deterioro cognitivo o las enfermedades neurodegenerativas, en el caso de las personas afectadas por ellos.

Diariamente realizamos sesiones de estimulación cognitiva, psicomotricidad y ejercicio físico entre nuestros residentes dirigidas por nuestro equipo psicosocial. Cualquiera de estas actividades se divide en diferentes grados de intensidad, a fin de adaptarse a las necesidades de los usuarios.

Así, disponemos de  programas específicos de estimulación cognitiva alta, baja y sensorial. Y de forma más general, realizamos sesiones de ejercicios de memoria y rehabilitación cognitiva sencillos, con ayuda de recursos de última tecnología. Por otro lado, con las sesiones de ejercicio físico, psicomotricidad fina y gruesa o terapia ocupacional se refuerzan todas las funciones cognitivas y ejecutivas.

Asimismo, tratamos de realizar gran parte de estas actividades terapéuticas en grupo, para promover las relaciones interpersonales de nuestros residentes. Pero también efectuamos intervenciones individualizadas, centradas en la atención que demanda cada persona.

Por eso nuestros programas terapéuticos y psicosociales resultan flexibles y adaptables a las necesidades y capacidades cognitivas y funcionales de cada usuario.

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LA IMPORTANCIA DEL DESARROLLO DE PLANES INDIVIDUALIZADOS DE ATENCIÓN AL DETERIORO COGNITIVO Y DEMENCIA

En los centros Colisée contamos con diversos planes individualizados o evaluaciones propias. Cuya finalidad es ofrecer una atención geriátrica altamente efectiva y personalizada. Dicho plan individualizado incluye la evaluación de necesidades relativas a cada persona mayor. En relación al grado de deterioro cognitivo evaluamos continuamente:

  • Las capacidades cognitivas.
  • Los aspectos neuropsiquiátricos y neuropsicológicos.
  • Su autonomía para realizar las actividades básicas de la vida diaria.
  • La calidad de sus relaciones sociales y familiares.
  • Síndromes geriátricos que presenta y que pueden interactuar  o derivar de su deterioro cognitivo o demencia.

Así pues, el primer paso cuando recibimos un nuevo residente es valorar su estado de salud global y su discapacidad cognitiva, si la tiene. Creamos, entonces, su plan individualizado de atención. En cambio, con los residentes antiguos llevamos a cabo evaluaciones continuas, para actualizar su estado de salud en general.

Estos instrumentos de valoración y seguimiento nos permiten detectar nuevas necesidades o las mejoras conseguidas en ciertas capacidades. Y así, podemos adaptar nuestra intervención gerontológica a las capacidades aún conservadas o mermadas.

En líneas generales, nuestro modelo de atención al deterioro cognitivo o demencia pretende reforzar las capacidades cognitivas y funcionales existentes; a fin de evitar el deterioro cognitivo o, en su defecto, ralentizar su conversión en demencia —o la evolución de ésta, si ya existe.

Además, en nuestros centros residenciales disponemos de equipamientos tecnológicos avanzados, especialmente diseñados para trabajar con personas mayores. Su presencia nos permite realizar intervenciones de estimulación cognitiva y terapéuticas muy efectivas y atractivas para los usuarios.

De este modo, con nuestra intervención profesional, las valoraciones continuas y los recursos tecnológicos garantizamos una atención integral de calidad. La cual nos ayuda a prevenir o gestionar el deterioro cognitivo de forma eficiente y optimizada.

LA ESTIMULACIÓN COGNITIVA: LA MEJOR HERRAMIENTA PARA COMBATIR EL DETERIORO COGNITIVO, ALZHEIMER Y OTRAS DEMENCIAS

Sin duda, con una rutina de ejercicios de estimulación cognitiva —o terapias de rehabilitación neuropsicológicas—, podemos combatir toda posibilidad de sufrir problemas de memoria. Así como el surgimiento de Alzheimer y otras demencias.

Si bien aún no existe una cura para estas enfermedades, las actividades de estimulación cognitiva, ejecutivas y sensorial pueden considerarse la mejor solución disponible. Pues, gracias a ellas, los adultos mantienen elevada su reserva cognitiva. La cual supone una gran neuroprotección frente a la pérdida de memoria.

Por otro lado, desde los 65 años, resulta primordial adherirse al modelo del envejecimiento activo. Tanto para retrasar la evolución del deterioro cognitivo, como —sobre todo— para prevenirlo. Lo cual incluye un estilo de vida sano basado en el ejercicio físico, la alimentación equilibrada y actividades terapéuticas diarias. Sean intelectuales, culturales, manuales, cognitivas o relativas al desarrollo emocional.

Desde actividades de aprendizaje permanente, la lectura de periódicos o libros hasta las actividades de estimulación cognitiva y sensorial. Pasando por disfrutar de la vida social y la vida al aire libre o la participación comunitaria. Todas estas acciones cotidianas protegen nuestro sistema neuronal y fortalecen nuestra plasticidad cerebral.

Si bien, al igual que la ausencia de estimulación cognitiva constante puede es uno de los factores de riesgo para padecer demencia; también influye el estilo de vida sedentario, la malnutrición, la carencia de relaciones interpersonales, y otros malos hábitos.

Por eso, en los centros Colisée abogamos por ofrecer multitud de actividades físicas, mentales y psicosociales que enriquezcan la cotidianidad de nuestros mayores. Promovemos el envejecimiento activo y el desarrollo personal de nuestros usuarios mediante un estilo de vida de calidad. Así como empleamos los recursos sociosanitarios a nuestro alcance para prevenir o retrasar la aparición del deterioro cognitivo y demencia. U otras enfermedades que resten calidad de vida a la vejez.

REFERENCIAS CONSULTADAS

  • Alzheimer’s Association (s/f). Deterioro cognitivo leve (DCL). Recuperado de  https://bit.ly/3EwbZ0Z
  • Deia (2021). Mantener el cerebro activo puede retrasar la demencia de Alzheimer 5 años. Recuperado de https://bit.ly/3xr118b
  • Iborra, R. R. (2013). La estimulación mental como factor potenciador de la reserva cognitiva y del envejecimiento activo. Recuperado de https://bit.ly/3rZe3IH