El síndrome del cuidador quemado, conocido también como burnout del cuidador, es un estado de agotamiento físico, anímico y emocional que se da en aquellas personas responsables de cuidar a una persona mayor; ya sean familiares, amigos o profesionales. Un fenómeno que en 2019 la OMS clasificó como enfermedad profesional.
Esta sobrecarga de la persona cuidadora se intensifica cuando la persona mayor padece de una enfermedad crónica o alguna discapacidad. Ser responsable del bienestar de una persona vulnerable supone una labor concienzuda, con una importante carga.
Este síndrome no se da de forma repentina, sino que se va desarrollando gradualmente por la gran responsabilidad que ello implica.
Según la Fundación Pascual Maragall – entidad cuyo objetivo es apoyar a la investigación científica en el ámbito del Alzheimer -, el síndrome del cuidador quemado se manifiesta la gran mayoría de las veces en cuidadores que tienen a su cargo personas que padecen Alzheimer.
Causas del burnout del cuidador
La persona que está a cargo del cuidado puede verse desbordada por la situación cuando ya lleva un tiempo asumiendo este rol. Una etapa que coincide con la evolución de la enfermedad y con el hecho de que ésta sea cada vez más evidente.
Es en este momento cuando la frustración y el estrés empiezan a hacer acto de presencia. Las personas cuidadoras tienen la sensación de falta de libertad, de culpabilidad por no ser capaces de brindar toda la atención necesaria, de desbordamiento y de agotamiento físico y mental.
Son varias las causas que pueden hacer relucir el síndrome del “burnout” en el cuidador. Algunas de las más comunes son las siguientes:
- Gran nivel de responsabilidad.
- Sentimiento de que el bienestar de la persona depende exclusivamente de su cuidado.
- Alto grado de exigencia y poco tiempo de descanso dada la necesidad de atención constante que requiere la persona mayor.
- Falta de apoyo por parte de familiares u otros profesionales.
- Ausencia de tiempo personal.
Cómo prevenir del síndrome del cuidador quemado
El burnout es una condición que no solo afecta al cuidador, sino que también se ve reflejada en la calidad del cuidado que recibe la persona mayor.
Saber reconocer los síntomas de forma temprana y poner las medidas necesarias para prevenir su desarrollo, será imprescindible para que no vaya a más.
Estos son algunos consejos que pueden ayudar a prevenir en gran medida el síndrome del cuidador quemado:
- No dejar de lado el cuidado personal. En estas situaciones se tiende siempre a priorizar el bienestar de la otra persona. Pero no por ello hay que relegar las propias necesidades a un segundo plano. Pedir refuerzos para poder dedicarse tiempo a uno mismo, le ayudará a reforzar el ánimo, la salud y a recobrar fuerzas. En definitiva, cuidarse a uno mismo para poder cuidar a los demás.
- Contar con espacios de descanso. Disponer de unas horas al día para llevar a cabo algún hobbie o pasar tiempo de calidad con amigos es fundamental para desconectar, relajarse y distraerse.
- Compartir las emociones. Identificar los sentimientos negativos que están apareciendo (ansiedad, ira, estrés…) y compartirlos con personas de confianza, grupos de apoyo o con terapeutas profesionales es muy liberador. Contar con ayuda profesional aliviará su carga emocional y le hará conocedor de distintas estrategias sobre cómo manejar dichos sentimientos.
- Considerar los centros de día o las residencias especializadas. Saber identificar los límites, reconocer cuando ya no se puede abarcar todo el cuidado y plantearse delegar. Llegados a este punto no debe sentirse culpable; al contrario. Está buscando el mayor bienestar. Puede valorar distintas opciones: ayudas a domicilio para personas mayores, centros de día o residencias especializadas.
La responsabilidad de los centros de personas mayores con sus cuidadores
El síndrome del cuidador quemado no solo se manifiesta en familiares al cargo de sus seres queridos o en cuidadores externos que atienden en el domicilio. El burnout también puede darse en aquellos cuidadores que trabajan en residencias para personas mayores.
En Colisée sabemos que tenemos una gran responsabilidad para con nuestros cuidadores en la prevención del burnout.
Por ello, damos muchísima importancia al estado de salud y emocional de nuestro equipo. Cuidamos mucho a nuestros cuidadores para evitar que este síntoma salga a la luz.
Destinamos recursos y trabajamos diariamente para atender la salud y el bienestar del personal y asegurarnos así un alto nivel de atención con los residentes.
¿Cómo lo hacemos?
- Con programas de formación y con técnicas de capación continua para saber manejar el estrés.
- Con dotación suficiente de personal para distribuir la carga de trabajo y evitar el exceso de responsabilidad.
- Con acceso a apoyo psicológico y emocional.
- Con periodos de descanso, tiempo libre y rotación de turnos para que puedan recuperarse de forma física y mental y así evitar la fatiga acumulada.
- Con un ambiente de trabajo positivo.
- Reconociendo el esfuerzo de nuestro equipo.
- Con mucha comunicación. Fomentamos la comunicación constante con los cuidadores para que puedan expresar sus preocupaciones y, de esta forma, poder actuar.