Conforme las personas avanzan en el camino de la vida, la salud se posiciona como un pilar fundamental para mantenerse activo y mantener la autonomía. Las emociones influyen directamente tanto en nuestra salud física como mental. Una buena inteligencia emocional en las personas mayores se traduce en una mejor calidad de vida y nos guía hacia un envejecimiento saludable.
¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?
Cuando consideramos mejorar la salud de las personas debemos entender que el concepto de salud alude a su vertiente física, mental, social y emocional. Por eso en Barrika Barri cuidamos mucho de que la labor que realizamos refuerce la inteligencia emocional en las personas mayores de nuestra residencia.
De ahí que, entre las diversas terapias apropiadas para la tercera edad, la inteligencia emocional debe ser una disciplina transversal a todas ellas. Esto es, puede ejecutarse algún taller de regulación y gestión emocional específico; pero, sobre todo, es conveniente que cualquier actividad psicosocial para mayores contemple su aplicación como objetivo implícito.
Mayer y Salovey, eminencias en esta especialidad, definen la inteligencia emocional como: «la habilidad para percibir, valorar y expresar las emociones adecuada y adaptativamente. La habilidad para comprender las emociones, el uso de los recursos emocionales y la habilidad para regular las emociones en uno mismo y en los demás».
En resumen, se trata de la capacidad que tenemos para gestionar, comprender o manejar nuestras propias emociones. Y de ser compasivos con las emociones ajenas.
Debido a la época en la que crecieron, y lo que vivieron, muchos mayores de 60 años no han tenido la oportunidad de aprender a reconocer sus emociones. O consideran que no está bien visto expresarlas, hablar de ellas. Especialmente en el caso de los hombres mayores, quienes pertenecen a una generación que les exigían esconder su lado emocional. «Los hombres no lloran» fue una premisa maldita para los varones.
Sin embargo, en Barrika Barri promovemos la inteligencia emocional, porque nuestra labor radica en una interacción estrecha con nuestros residentes. Por tanto, es fundamental que nuestro personal tenga un buen manejo de ella.
Asimismo, apostamos por ejercitar la gestión emocional en nuestros mayores como herramienta de empoderamiento, motivación interna y actitud positiva.
HABILIDADES QUE COMPONEN LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Básicamente este tipo de inteligencia implica percibir y reconocer las emociones, tanto propias como ajenas; gestionarlas y utilizarlas sabiamente. Ahora bien, la inteligencia emocional se compone de diversas habilidades que se han adquirido o entrenado a lo largo de la vida. Entre ellas, cabe destacar:
- Percepción de las emociones. Es la habilidad para percibir las propias emociones y las de los demás, hay muchas personas que no saben diferenciar bien entre estar tristes, sentir miedo, ansiedad, estar enfadados, etc. Y no saber diferenciarlos no nos permite expresar correctamente nuestro mundo interior, lo que afecta a la calidad de nuestras relaciones.
- Empatía. Nos referimos a la capacidad para ponerse en el lugar del otro. Comprender cómo se siente, respetar sus sentimientos y las razones que hay detrás de su comportamiento.
- Facilitación emocional. Es la habilidad para usar las emociones en nuestra vida para tomar decisiones, para solucionar problemas, para rebuscar en la memoria, etc.
- Comprensión emocional. supone la habilidad para comprender las emociones y aprender los significados de las mismas. Nos ayuda a saber interpretar las emociones, propias y ajenas, y a comprender la relación y el progreso de unas emociones a otras.
- Regulación emocional. Se basa en la habilidad para manejar las emociones, tanto positivas como negativas, para que no repercutan tan negativamente en nuestro bienestar. No alterarse, no amargarse, no ponerse ansioso por cuestiones pasajeras o que tienen solución es una tarea imprescindible para nuestro desarrollo personal.
En definitiva, entrenando estas habilidades podemos aprender a dominar nuestra emociones y no dejar que ellas dominen nuestro día a día.
¿POR QUÉ ES TAN NECESARIO TRABAJAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA VEJEZ?
Es innegable que la vejez supone una etapa repleta de desafíos inevitables. El declive físico, cierto deterioro de las capacidades cognitivas, el aislamiento social, la propensión a enfermedades, etc. Todo ello genera un impacto perjudicial en el bienestar de los mayores. A ello hay que añadir las pérdidas afectivas, la dificultad para reintegrarse en la sociedad y la disminución de recursos económicos.
Ante este panorama se hace necesario saber procesar los cambios que trae el cumplir años. Dicho procesamiento emocional debería ir acompañado de un apoyo social y mucha motivación interna para apreciar el presente. Para lo cual se hace indispensable poseer un dominio de la inteligencia emocional.
Sin embargo, muchos de nuestros mayores no expresan las emociones que les producen algunas situaciones a las que se tienen que enfrentar en esta etapa vital. Tampoco saben controlar y seleccionar la calidad de sus pensamientos, permitiendo que pensamientos irracionales o negativos inunden su vida.
Educar en inteligencia emocional implica hacerlos conscientes de cómo los pensamientos influyen en sus emociones y directamente en su salud. Pero también significa aportarles recursos para que aprendan a ser flexibles a los cambios y no perder la ilusión de trabajar en su desarrollo personal.
Por otra parte, conviene destacar otro factor de suma relevancia a la hora de comprender y atender al mundo emocional de las personas de edad avanzada. Nos referimos a la tendencia social actual de percibir el envejecimiento como una etapa de mera decrepitud o incompetencia. Sin duda, este fenómeno sociocultural, propio de las sociedades modernas, también puede generar un impacto emocional destructivo en los adultos mayores.
En efecto, el edadismo y la marginación social de los ancianos repercuten negativamente en su psique y su autoestima. A menos que sus emociones estén saneadas y ellos sepan contrarrestar esta presión social con una inteligencia emocional inexpugnable.
¿QUÉ BENEFICIOS TIENE EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN PERSONAS MAYORES?
Podemos afirmar que la inteligencia emocional en las personas mayores resulta clave para su salud. Gracias a ella se puede vivir una tercera edad más vital, saludable, más integrada en la propia sociedad y, por supuesto, más plena.
Si nuestra esperanza de vida aumenta cada vez más, la inteligencia emocional se convierte, en la fase de envejecimiento, en una herramienta para disfrutar de una mejor calidad de vida.
Y es que un buen manejo del mundo emocional reduce el estrés, los pensamientos negativos, la depresión y la insatisfacción. Al igual que permite al adulto mayor enfrentarse de una mejor manera a los retos cotidianos propios de esta fase avanzada de la vida.
Otro de los beneficios de educar la inteligencia emocional en los mayores es que facilita la adaptación a nuevas situaciones, la socialización y el afrontamiento de problemas.
Por lo demás, educando en inteligencia emocional conseguimos fortalecer la salud mental y prevenir el desarrollo de problemas psicológicos como la depresión o la ansiedad. Asimismo, se produce un incremento de la autoestima y mejoran las habilidades sociales y la calidad de las relaciones interpersonales.
En conclusión, promover una madurez emocionalmente inteligente y positiva en las personas mayores se traduce en un envejecimiento activo y exitoso.
CONCLUSIÓN
Es indudable que la tercera edad supone una etapa vital con muchas limitaciones, pérdidas, cambios forzosos o incluso discapacidades físicas. Acontecimientos que, mal gestionados, pueden alterar el equilibrio mental y abocar a los individuos a la tristeza y la frustración.
En este contexto, a veces desolador, fomentar una buena inteligencia emocional en las personas mayores les ayuda a vivir en plenitud. Pues incrementa su capacidad de resiliencia, su autoexpresión sincera y una actitud optimista ante la vida. La clave está en ejercitar la adaptación emocional, a fin de afrontar cualquier circunstancia sobrevenida, por ardua que sea.
En nuestra residencia Barrika Barri apoyamos el envejecimiento activo, la promoción integral de la salud y la integración social de nuestros residentes. Es por ello que contamos con diferentes tipos de actividades psicosociales con las que se mejora la inteligencia emocional en las personas mayores. Actividades que realizamos en un ambiente inclusivo, que genere bienestar e ilusión y fomente una vida social —y personal— rica en emociones sanas.
REFERENCIAS CONSULTADAS
- López-Pérez, B., Fernández-Pinto, I., y Márquez-González, M. (2008). Educación emocional en adultos y personas mayores. Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 6(2). Recuperado de http://ojs.ual.es/ojs/index.php/EJREP/article/view/1286
- Pérez-Fuentes, M. C. & alt. (2015). Estimulación de la Inteligencia Emocional en mayores: El programa PECI-PM. European Journal of Investigation in Health, Psychology and Education, 4 (3). Recuperado de https://formacionasunivep.com/ejihpe/index.php/journal/article/view/84