El proceso de llevar a una persona mayor a una residencia puede ser emocionalmente desafiante; tanto para el adulto afectado como para los familiares.
Entender los síntomas y las etapas de la demencia es fundamental para llegar a considerar esta posibilidad, sobre todo cuando la situación en casa empieza a ser difícil.
Para ello, hay que anteponer siempre las necesidades de la persona mayor afectada para garantizar en todo momento su calidad de vida y bienestar.
Cómo saber que ha llegado el momento de llevar a una persona mayor a una residencia
El grado de demencia en una persona mayor va evolucionando a medida que pasa el tiempo. La pérdida de memoria y el deterioro cognitivo cada vez serán más notables.
Una persona mayor que antes vivía sola en su casa, a medida que avanza la enfermedad, precisará de ayuda para poder realizar las tareas cotidianas básicas. Y llegará un momento en el que la figura del cuidador podrá no ser suficiente. Los cuidados en casa cada vez serán más complicados de gestionar, se requerirá un mayor nivel de soporte y los recursos del hogar podrán verse limitados.
Saber identificar que la situación en el hogar ha llegado a su tope es fundamental. Será entonces cuando habrá que evaluar la posibilidad de trasladar a la persona mayor con demencia a una residencia especializada.
Consejos para una transición exitosa: de casa a la residencia
La transición de la persona mayor de casa a la residencia no tiene por qué ser traumática. Al contrario, si se tienen en cuenta los siguientes consejos, se puede lograr que el cambio siga su curso con naturalidad.
Visite varios centros y elija uno que cuente con experiencia en el cuidado de personas mayores con demencia. Evalúe la cercanía con el hogar, las instalaciones, los servicios que ofrece y las certificaciones de calidad con las que cuenta.
- No ponga de manifiesto la gravedad de la enfermedad.
No intente justificar la decisión de llevar a su ser querido a una residencia con el empeoramiento de su enfermedad. Las personas con demencia o Alzheimer en un estado avanzado ya no son capaces de identificar que padecen una enfermedad ni de entender que necesitan más ayuda.
Muéstrese optimista. Si ve que su actitud es positiva, asociará que la residencia es el mejor lugar para su cuidado.
- Involucre a la persona mayor dentro de lo posible.
En la medida de lo posible, puede involucrar a la persona mayor en el proceso. Pueden visitar juntos la residencia antes de la mudanza para que vaya familiarizándose con el lugar.
Eso sí, evite que sea partícipe del proceso de preparación y equipaje. El momento de hacer maletas y el hecho de tener que tomar decisiones sobre qué llevarse puede estresarle y ponerle nervioso.
- Sea sincero.
En ningún momento trate de ocultarle información básica. Explíquele de la forma más simple posible y comprensible la situación, sin mentiras. Y hágalo resaltando todos los aspectos positivos de la residencia: que hará nuevas amistades, que podrá llevar a cabo actividades divertidas y que dispondrá de una atención amable y especializada todo el tiempo.
- Haga que el día de la mudanza sea agradable.
Puede pasar que el día del ingreso, la persona se muestre confundida o manifieste rechazo. Es normal. Hay que darle tiempo y espacio para que se vaya adaptando. Si está nervioso/a, evite forzar la conversación y muéstrale todo el apoyo emocional que pueda.
Para que el proceso sea lo más cómodo y agradable posible, coloque en su nueva habitación objetos personales y fotos familiares que le hagan sentir en casa. Le aportará tranquilidad.
Una vez instalados, preséntele algún miembro del personal para que vaya conociendo a gente y recorran las instalaciones juntos.
- Realice visitas de forma frecuente.
Visitar a la persona mayor con regularidad es muy importante. Las visitas le reconfortarán y le brindarán seguridad. Además, para ellos será una señal de que no han sido “abandonados”.
Asegúrese de tener una comunicación constante con la residencia para estar al día de su adaptación, evolución y bienestar.
Residencias para personas mayores con demencia
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