Tomar el sol siendo persona mayor lleva asociados múltiples beneficios directamente relacionados con la salud del organismo. Eso sí, para que esta práctica no se vuelva un hábito peligroso, hay que saber cómo y cuándo hacerlo.
El envejecimiento cutáneo forma parte ineludible del paso del tiempo. Aunque bien es cierto, que hay algunos elementos que lo aceleran como, por ejemplo, la exposición solar. De hecho, el envejecimiento de la piel por el sol es una de las causas más determinantes.
La piel sufre muchos cambios a medida que una persona envejece: atrofia de todas las capas cutáneas, disminución de las células responsables del pigmento de la piel, pérdida de elasticidad y disminución de las glándulas sudoríparas, entre otros.
Todos estos cambios se ven reflejados en la piel de una persona mayor: piel más fina, más pálida, más seca, más flácida, con más arrugas, con tendencia a sufrir picor y de cicatrización lenta.
Por este motivo, hay que prestar especial atención al cuidado de la piel del adulto mayor, ya que su piel en general es mucho más vulnerable. Esto no quiere decir que no deban tomar el sol; al contrario, hacerlo en pequeñas dosis puede ser bueno para su salud. Pero es importante hacerlo con precaución.

Beneficios de tomar el sol en personas mayores
Tomar el sol en pequeñas dosis y con moderación constituye un hábito saludable debido a los efectos beneficiosos de la absorción de la vitamina D.
La vitamina D es esencial para el metabolismo y las personas mayores suelen carecer de ésta. ¿Algunos de sus beneficios más destacados?
- Prevención de la osteoporosis.
- Prevención de enfermedades coronarias.
- Mejor estado de ánimo.
El tiempo considerado saludable para la exposición solar en personas mayores es un máximo de 15 minutos al día, evitando siempre las horas de más intensidad.
Una buena manera de llevar a cabo esta práctica en verano sería antes de las 10 de la mañana o después de las 7 de la tarde. Dar un pequeño paseo o tomar el sol en las piernas mientras se disfruta del aire libre sería suficiente.
Precauciones de la exposición al sol para personas mayores
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recuerda que “la piel del adulto mayor es más frágil, seca y menos elástica, lo cual facilita la aparición de infecciones y de otros tipos de lesiones, como tumores y lesiones por exposición solar”.
Hay que ser extremadamente cauto con la exposición al sol en personas mayores. Nunca hay que olvidarse de las tres siguientes recomendaciones:
- Hidratación: La piel necesita estar hidratada. Para conseguirlo lo mejor es la ingesta de aproximadamente 1,5-2l de agua al día; así como lavarse con agua y jabón neutro y aplicarse crema hidratante para mantener la piel bien hidratada.
- Protección solar: Nunca hay que salir al exterior sin aplicarse protector solar, por mucho que el día esté nublado ya que los rayos solares están presentes igualmente. Las personas mayores deben utilizar cremas con índices de protección alto.
- Exposición controlada: No abusar de la exposición solar. Esta práctica únicamente será beneficiosa si se realiza de forma controlada. Nunca dejar que los adultos mayores estén más de 15 minutos en verano expuestos directamente al sol; de lo contrario, podrían sufrir golpes de calor y/o quemaduras, entre otros. Hacerlo siempre con protección y con una botella de agua al lado.
Recuerde, proteger la piel de las personas mayores es primordial para salvaguardar su salud.