La soledad en las personas mayores florece como uno de los principales miedos con el paso del tiempo.
Este sentimiento se origina cuando existe una discordancia entre las relaciones sociales deseadas y las que relaciones sociales reales.
Aunque la mayoría goza de buena salud, los adultos mayores son muy vulnerables, por lo que corren el riesgo de presentar afecciones de salud mental como depresión y ansiedad debido a la soledad.
Según el Instituto Nacional de Estadística, más de 2 millones de personas mayores de 65 años vivían solas en España en 2022; es decir, aproximadamente el 43% del total de hogares unipersonales del país.
Los datos demuestran que la población mundial envejece a pasos agigantados. En 2020, eran 1000 millones las personas mayores de 60 años y se estima que en 2030 sean 1400 millones. Es decir, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 60 años. Cifras que ponen en alerta la tendencia alcista del sentimiento de soledad.
En definitiva, combatir la soledad no deseada se ha convertido en uno de los mayores retos de la sociedad.
Diferencia entre soledad y aislamiento social
Aunque son términos relacionados, hay que saber diferenciar entre un estado de soledad y un aislamiento social.
- La soledad es una percepción emocional de falta de compañía y de insatisfacción emocional.
- En cambio, el aislamiento social viene dado por una falta de contactos sociales y por no contar con personas con las que se puede interactuar con regularidad.
El sentimiento de soledad no deseada en mayores y de aislamiento social tiene un impacto negativo en la salud física y psicológica; pudiendo repercutir en enfermedades cardíacas, deterioro cognitivo y/o depresión.
Este sentimiento suele incrementarse en épocas especiales o debido a situaciones inesperadas, como por ejemplo en Navidad o durante la pandemia.
Factores de riesgo que agravan la soledad en adultos mayores
Hay factores que son propensos a acentuar el sentimiento de soledad:
- No estar casado o viviendo en pareja.
- La pérdida del cónyuge.
- La jubilación.
- Impedimento para salir de casa.
- Un círculo social muy reducido.
- Sintomatología depresiva.
- Pérdida auditiva e imposibilidad de interacción con las demás personas.
Prevención de la soledad
Trabajar en estrategias preventivas de la soledad es esencial para preservar la calidad de vida y la salud mental de los mayores.
Tal como afirma la OMS, las estrategias de prevención y de promoción de la salud mental de los adultos mayores se centran en favorecer un envejecimiento activo y saludable.
Entre ellas, figuran las siguientes:
- Apoyo social tanto para los adultos mayores como para los cuidadores.
- Apoyo de comportamientos favorables para la salud: buena alimentación, actividad física regular y renuncia de malos hábitos (tabaco y alcohol).
- Medidas para fomentar la seguridad financiera.
- Programas que garanticen la presencia de edificios públicos y una red de transportes accesible.
En papel de las residencias de mayores contra la soledad
Las actividades sociales mejoran gratamente la salud mental positiva e intensifican el sentimiento de satisfacción con la vida; reduciendo así los síntomas depresivos.
Las residencias de mayoresjuegan un papel clave en la lucha contra la soledad, al facilitar un entorno donde se fomenta la convivencia y la interacción social de forma diaria.
Las actividades grupales, los talleres y los eventos recreativos que se llevan a cabo en los centros; permiten a los residentes relacionarse entre sí y crear vínculos que mitigan el aislamiento.
Además, el acompañamiento del personal y los servicios de apoyo emocional contribuyen a reducir los sentimientos de soledad, fomentando un ambiente de cuidado, seguridad y pertenencia.
Los familiares, cuidadores, y la sociedad en general debemos estar atentos a los cambios de comportamiento que pueden ser indicios de aislamiento emocional.
Prestar atención a las primeras señales de soledad en las personas mayores es fundamental para intervenir a tiempo y contribuir a su bienestar integral.