La función de la psicomotricidad en personas de la tercera edad

La psicomotricidad es una disciplina que trabaja en el mantenimiento de las capacidades funcionales de la persona. Con el incremento de la esperanza de vida de la población, la intervención psicomotriz se extrapoló al colectivo de la tercera edad. En este sentido, su meta última gira en torno al disfrute de una vida plena, saludable e independiente en edades avanzadas.

Si bien es cierto que uno de los mayores progresos sociales en los últimos tiempos fue el posibilitar una vida más longeva, ello trajo consecuencias. La experimentación de una larga etapa vital instalada en la vejez no se acompañó con medidas saludables que garantizasen bienestar. Entonces, fueron apareciendo ciertas dificultades y experiencias negativas que contrarrestaban los beneficios de vivir más años. Entre ellas, situaciones de soledad, dependencia, limitaciones biológicas que promovían el aislamiento, precariedad económica y, en suma, marginación social.

Es precisamente en este contexto sociocultural, atravesado por una desvalorización de la figura del anciano, que actúa la psicomotricidad. Como un modo de apoyar a las personas mayores en su proceso de envejecimiento, para potenciar sus fortalezas y aminorar sus declives. Pues, cuanta más autonomía y bienestar detenten, más calidad de vida tendrán en esta etapa vital.

Así, todo programa de intervención psicomotriz centra su acción en los beneficios bio-psico-sociales de las personas mayores. De ahí que incluya ejercicio físico como técnica de intervención central. Así, a partir de la actividad corporal alcanzar un grado de bienestar individual que ataña la salud mental, cognitiva, afectiva y social.

Por tanto, con la psicomotricidad se fomenta el envejecimiento activo, entendido como un compendio de áreas vitales que hay que reforzar. Sus resultados no sólo se comprueban en el fortalecimiento de la autonomía personal. También en la reducción del riesgo de padecer deterioros físicos o cognitivos y de sufrir una marginación social.

La psicomotricidad como estrategia para un envejecimiento activo

Fomentar la actividad física en los mayores no resulta siempre sencillo. Pero se hace fundamental su participación en este tipo de programas para lograr un envejecimiento saludable. Su objetivo es potenciar su salud física y, con ella, influir en la salud mental, la actitud positiva y el desarrollo socioemocional durante la vejez.

Uno de los puntos fuertes de la psicomotricidad se halla en su capacidad de adaptación a los sujetos con los que trabaja. Ya sean personas sanas, dependientes o con alguna discapacidad transitoria; prestando una atención individualizada o trabajando con grupos. La versatilidad de estas actividades les permite desempeñar un papel de acción preventiva, educativa o terapéutica.

Entre los objetivos que pretende conseguir toda intervención psicomotora se encuentran:

  • El reconocimiento del propio cuerpo como un móvil físico que debe cuidarse
  • Un funcionamiento adecuado del cuerpo, auspiciado por el entrenamiento físico
  • Trabajar la lateralidad, la coordinación y el equilibrio postural
  • Disfrutar del sentido del ritmo con actividades musicales y bailes
  • Ejercitar la memoria a corto plazo —reciente— y memoria a largo plazo—remota
  • Estimular la comunicación no verbal
  • Mejorar la autoestima y la autoconfianza
  • Interactuar y colaborar con otras personas

Estas acciones deben ver reflejados sus beneficios en el desempeño práctico del día a día. Por ejemplo, a la hora de realizar con mayor facilidad las actividades básicas de la vida diaria y de relacionarse con el entorno. O también, como método para prevenir enfermedades y discapacidades propias del envejecimiento. Sin soslayar la lucha contra el llamado síndrome del desuso.

Este síndrome se observa en aquellas personas con una vida sedentaria. La carencia de una buena actividad física puede repercutir en la aparición de un envejecimiento prematuro, que se manifiesta en:

  • Problemas cardiovasculares
  • Deficiencias del sistema inmunológico
  • Fragilidad muscular y ósea
  • Obesidad y malnutrición
  • Dificultad para dormir de forma reparadora
  • Estados depresivos o ansiosos

juegos de psicomotricidad para personas mayores

El juego como herramienta psicomotora

Este tipo de ejercicios lúdicos pueden realizarse en diversas posturas y con diversos objetos de apoyo. Pero lo más importante es tratar de que se lleven a cabo en comunión con otras personas. Aunque también pueden hacerse de forma individual.

Existen miles de juegos de psicomotricidad, pues varían en función de las necesidades de cada persona mayor. Ejemplos de ellos son los siguientes:

Juegos de pasarse la bola

Las personas, sentadas a cierta distancia, hablan de sí mismos a los demás y al terminar pasan la bola a otro usuario.

Juegos con tarjetas

Los individuos escriben tarjetas con su nombre y aficiones. Pegan en el pecho la tarjeta y se van moviendo por la sala para que los demás las lean. Posteriormente se sientan y se despegan las tarjetas, y los demás tratan de recordar el nombre y las aficiones de cada participante.

Escribir el nombre en el aire

Los mayores se colocan en círculo y todos escriben sus nombres en el aire. Primero con la mano derecha, después con la izquierda y, por último, con ambas. Después repiten la operación de uno en uno, con los demás situados al frente para que descifren el nombre del compañero.

Juegos de memoria con cartas

Uno de los juegos de psicomotricidad más populares destinado a ejercitar la memoria. Los hay de diversas clases, pero en todos se suelen levantar cartas para irlas memorizando.

Que no se caiga

Cada mayor debe moverse con agilidad por la sala llevando sobre su cabeza un objeto de poco peso y cuidando que no se caiga.

Los objetivos de los juegos de psicomotricidad para adultos mayores

Los juegos de psicomotricidad destinadas a los mayores son un conjunto de dinámicas que ofrecen estrategias y habilidades funcionales. Dependiendo de la edad y el estado de salud de los participantes, estos juegos pueden servirse de acciones activas o pasivas.

Este tipo de juegos promueven diversos beneficios en cada actividad, de ahí nace su riqueza y su gran utilidad para las personas.

Lo más común es que cada juego combine diferentes aspectos a fin de alcanzar objetivos integrales, que beneficien la salud bio-psico-social del participante. En líneas generales, los juegos psicomotrices suelen contemplar:

  • El ejercicio físico moderado para trabajar el equilibrio y la coordinación
  • Juegos de estimulación cognitiva que refuercen la memoria y la concentración
  • Acciones de musicoterapia que estimulen el movimiento con ritmo
  • Juegos sensoriales para estimular la percepción corporal a través de los sentidos
  • Los trabajos manuales para entrenar las habilidades de la motricidad fina.
  • La expresión corporal
  • El trabajo en grupo para incentivar la sociabilidad de los mayores

Conclusión

La actividad física resulta primordial para disfrutar de una vida saludable en cualquier etapa del ciclo vital, como nos recuerda la OMS. Enfocada sobre el colectivo de la tercera edad, permite mantener la autonomía personal, gracias a la conservación de la capacidad funcional, y ampliar su socialización. Así, se combate el sedentarismo, el aislamiento y la sensación de inutilidad y discapacidad que acechan al periodo de la vejez.

Por consiguiente, podría afirmarse que el movimiento corporal ayuda a adaptarse mejor a los cambios que se dan durante la senectud. De ahí que el trabajo de la psicomotricidad se vislumbre tan esencial a la hora de garantizar un envejecimiento activo y satisfactorio.

A través de los programas de intervención psicosocial de nuestra residencia de ancianos y centro de día conseguimos que los mayores se muestren más vitalistas y participativos. Además de ejercitar sus capacidades cognitivas y su desarrollo emocional.

Así pues, los juegos de psicomotricidad para las personas mayores pretender potenciar los aspectos biológicos, psicológicos y sociales de forma conjunta. Se tratan de estrategias de intervención preventiva o rehabilitadora integrales que busca generar un estilo de vida positivo.

Tanto para las personas mayores con autonomía como para las personas dependientes; los juegos de psicomotricidad les aportan estrategias de adaptabilidad y mejora de su calidad de vida. Y todo ello trabajando con nuestro cuerpo de un modo ameno y en interacción con los demás.